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Tabasco ante la crisis climática: resistencia, pero sin políticas públicas para hacerle frente

Inundaciones constantes, sequías y aumento del nivel del mar son apenas algunos de los efectos que ya han cambiado la vida de la población en Tabasco. Ni en el estado, o el país existen políticas públicas con opciones para los afectados por la emergencia climática.

Ricarda Flores describe la que era su casa a unos 150 metros de la costa, cuenta que tuvo que dejarla hace 10 años porque el mar “se la comió”. Desde entonces, ha recorrido tierra adentro lo poco que le queda, pero su única alternativa ha sido mantenerse a la orilla de esta playa en Sánchez Magallanes, un rincón de Tabasco donde los efectos de la crisis climática no han dejado de sentirse.

“Un Norte grande se llevó mi casa, la deslavó. Yo quedé evidentemente en arena, ahorita  mi casa es de arena y de lámina que mandé hacer, pero no tenemos a dónde ir. Nosotros somos pobres, somos personas pobres”, dice Ricarda, jefa de familia y cuidadora.

Su esposo, Carlos Córdova, murió en 2020 por COVID-19, y desde entonces Ricarda ha tenido que trabajar en la desconcha de ostión, para sacar adelante a su hijo menor de edad y a su tío, quien vive con discapacidad.

Ricarda no lo piensa dos veces al responder si le gustaría irse de aquí, el problema son las opciones que tiene: actualmente no hay en Tabasco, pero tampoco en el país, algún programa o política pública que atienda a las personas forzadas a migrar, ante los efectos de la emergencia climática.