Investigaciones

Nicaragua

Cambio climático: La inesperada migración miskitu a Costa Rica tras los huracanes

Iota y Eta destruyeron sus comunidades en Nicaragua y obligaron a decenas de indígenas a emigrar a donde casi nadie habla su idioma ni consiguen empleo.

La época de veda se acercaba y había que prepararse. Las mujeres de una comunidad indígena asentada en las orillas del mar Caribe nicaragüense, se apresuraron a confeccionar las nasas: los embudos para la pesca artesanal hechos de madera y mecate comprados con sus ahorros. Era agosto de 2020 y había que recolectar una buena cantidad de peces para subsistir durante los meses en que no podrían pescar. 

Pero para lo que ocurrió tres meses después no había manera de prepararse. No fue uno, sino dos los huracanes que irrumpieron en noviembre de ese año en la cotidianidad de la comunidad que había permanecido recóndita y calma frente al mar celeste, que ahora lucía revuelto y oscurecido, con sus entrañas removidas y con los restos de la comunidad destruida por completo.

Los huracanes Iota y Eta cambiaron para siempre las vidas de cientos de personas en los territorios indígenas de la Costa Caribe Norte de Nicaragua. Decenas tuvieron que salir de sus tierras.

 “Nos tuvieron que evacuar y cuando regresamos a la comunidad, nos sorprendió no encontrar nada, lo único que teníamos puesto era la ropa que andábamos. Mi mamá estaba llorando al no encontrar su casa”, recuerda “Elea”, joven miskitu de 19 años pescadora, como el resto de mujeres de la zona.